La palabra emoción proviene del latín motere (moverse). Es lo que hace que nos acerquemos o nos alejemos a una determinada persona o circunstancia.
Por lo tanto, la emoción es una tendencia a actuar, y se activa con frecuencia por alguna de nuestras impresiones grabadas en el cerebro, o por medio de los pensamientos cognocitivos, lo que provoca un determinado estado fisiológico en el cuerpo humano. Charles Darwin fue el primer científico en señalar que las emociones se han desarrollado, en su origen, para preparar a los animales para la acción, en especial en una situación de emergencia.
Cada emoción está vinculada a elementos fisiológicos precisos: tanto la respiración como el tono muscular, el pulso cardíaco, la presión arterial, la postura, los movimientos y las expresiones faciales.
Las pautas fisiológicas o musculares habituales comienzan a determinar por sí mismas los estados anímicos.
Componentes de la inteligencia emocional.
Los elementos de una emoción son, pues, tres:
1) Una situación, que genera sentimientos, ideas o recuerdos.
2) El estado de ánimo consiguiente.
3) La conmoción orgánica expresada en gestos, actitudes, risa, llanto...
Cuando usted dice: ‘Fulano me sacó de quicio’, supone que la emoción es el resultado directo de un hecho externo: lo que alguien hizo. Usted toma conciencia de la emoción, pero no de la interpretación automática de lo sucedido.
No es posible reaccionar directamente a un hecho determinado, salvo en circunstancias de peligro; con esta excepción, antes de reaccionar ante un hecho tenemos que interpretarlo.
Los sentimientos no surgen hasta tanto la mente no haya captado lo que sucedió, y decidido su significado.
Esa tarea es realizada por la mente empírica, y la lleva a cabo tan automáticamente que no nos percatamos de que la mente está funcionando. Todo lo que sabemos es que reaccionamos emotivamente a algo que sucedió.
Los terapeutas cognoscitivos, como Aaron Beck, Albert Ellis y Donald Meichenbaum, insisten, por eso, que en muchas circunstancias son los pensamientos los que determinan los sentimientos.
Pero también es cierto que las respuestas emocionales, en su mayoría, se generan inconscientemente. Freud tenía razón cuando describió la conciencia como la punta del iceberg mental.
Los sucesos sin carga emocional, como los pensamientos, no desplazan tan fácilmente a las emociones (por lo general, no basta con desear que la ansiedad y la depresión desaparezcan para que así suceda).
Las emociones son el impulso que induce la acción en nuestras vidas, segun Wikipedia también actúan como depósito de influencias innatas y aprendidas, poseyendo ciertas características invariables y otras que muestran cierta variación entre individuos, grupos y culturas.
Pero mas allá de las definiciones cientificas podriamos decir que son sin lugar a dudas que las emociones son la escencia de nuestra humanidad, pues en ellas se conjugan los tres ámbitos del individuo (el alma la mente y el cuerpo) para hacer parte del mundo.
Actuar a raiz de una emoción es como aparcarte en una zona especifica de la vida para dirigir la senda desde alli, pero, ¿qué pasa cuando te das cuenta de que estas en la zona equivocada?, ¿qué pasa cuando simplemente despiertas un día de tanta miseria y decides cambiar esa realidad?, ¿qué pasa cuando simplemente notas que "poner la otra mejilla" dejó de resultar hace muchísimo tiempo?... señores; se nos acabaron las mejillas... éste es el punto de la vida donde la tristeza no tiene cabida y es desplazada por el implacable y reconfortante IRA, madre de todas las acciones del ser humano cuya excusa perfecta es "...es que me dió rabia, no se qué me pasó..." y autora directa de grandes bienes o grandes males, tres letras que resumen una forma de escaparnos de lo que nos tiene hartos o de hundirnos cuando ya estamos de por sí, perjudicando la situación.
VeruzkPerOx y Epifanie; nos tomamos el honor de darles la bienvenida a lectores y escritores aficionados a ésta furiosa epopeya.