Alma, tienes por fuerza que alcanzar en la vida
el ideal sublime que a seguir te convida
por entre breñas ásperas.
Alma, en vano recelas
del Dolor: mis propósitos son como dos espuelas
que te harán sangre... Fuerza será, cuando te pares,
que sientas, despiadada, clavarse en tus ijares
mi voluntad de acero; fuerza será subir.
¡Contempla allá, muy lejos, la cima de zafír,
adonde has de llegar antes que la jornada
termine!
¡Alma, no esperes de mí piedad ni nada
que no sea espolazo, aguijón y castigo!
...Hoy has de sonreír al cruel enemigo
que ayer te hincó su dardo...
Bien sé que anhelarías
quebrantar su soberbia; que sin duda podrías
hundir su obscura frente en la tierra que pisa;
mas solo habrás de darle la flor de tu sonrisa,
y por cada punzante, por cada dolorosa
espina que te clave, ¡devolverle una rosa!
Amado Nervo
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